Era, sin lugar a dudas, el momento más aterrador del día donde los temores y las amenazas de los mayores (si te alejas viene el hombre del saco y te lleva! si no te lo comes viene el monstruo de la cueva y te come! si eres mala te conviertes en una bruja!), parecían cobrar vida con la rienda suelta que les daba tu mente cansada.
Recuerdo que podía sentir su presencia correteando por mi cuarto, saliendo del armario, cobrando vida dentro de mi uniforme del colegio colgado detrás de la puerta,...
Los cuentos parecían alentar los chantajes de mi familia, haciéndome pensar que realmente lo que decían se cumpliría porque parecían existir monstruos de todas clases y formas, colores y tamaños,... esperando en la noche a venir a buscarme por no terminarte las alubias.
Recuerdo que todo cambió con la lectura de un pequeño cuento con unas ilustraciones a lápiz cuyo protagonista, un niño muy miedoso, me recordaba a mi hermano pequeño. Se titulaba:
por Mercer Mayer
Ed. Kalandraka
De repente, la penumbra de mi habitación ya no era tan tenebrosa y si acaso me parecía oir algún ruido dentro del armario, de forma relajada pensaba que sin problema le haría un hueco en mi cama al monstruo que, incómodamente, estuviera intentando dormir en un lugar tan estrecho.
De la forma más natural, superé todos los temores que mis mayores habían creado en mí!
Ahora que soy yo la mamá, la utilización de los monstruos como arma o amenaza para conseguir obediencia, no me parece, ni por lo más remoto, el modelo a seguir para una educación positiva.
Se trata de que nuestros pequeños se sientan seguros, no aterrados o cohibidos.
Deberíamos pues educar en las convicciones, es decir, crear buenas personas que hacen las cosas correctas porque creen que es como se deben de hacer, no por miedo, no por presión.
Gracias a Dios, ya son menos los que hacen que el hombre del saco habite aun entre nosotros!
De la forma más natural, superé todos los temores que mis mayores habían creado en mí!
Ahora que soy yo la mamá, la utilización de los monstruos como arma o amenaza para conseguir obediencia, no me parece, ni por lo más remoto, el modelo a seguir para una educación positiva.
Se trata de que nuestros pequeños se sientan seguros, no aterrados o cohibidos.
Deberíamos pues educar en las convicciones, es decir, crear buenas personas que hacen las cosas correctas porque creen que es como se deben de hacer, no por miedo, no por presión.
Gracias a Dios, ya son menos los que hacen que el hombre del saco habite aun entre nosotros!
¿Y qué hacemos con los cuentos de Monstruos?
Aquí os pongo una Pequeña Colección de Monstruos enlazados a YouTube por si queréis conocerlos...
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Dos Monstruos
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Tres Monstruos
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Una pesadilla en mi armario
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Bien usados y leídos en su momento adecuado, creo que el disfrute de los cuentos de monstruos es indispensable para el sano desarrollo de la fantasía de nuestros pequeños.
Pocas cosas son tan etéreas, abstractas, imaginativas y creativas como la creación en la mente o en el papel de un monstruo.
Acaso... ¿alguien imaginó alguna vez dos monstruos iguales? Seguro que no!
O ¿dos niños dibujaron desde su imaginación dos monstruos iguales? Imposible!
Es más, si miramos con ojos de ver más allá dibujos de monstruos realizados por niños, seguro podremos ver el reflejo de temores, gustos, personalidad, creatividad,...
Para concluir esta "monstruosa" entrada aquí tenéis cómo ven, nuestros fantasiosos ojos, a estos seres...
Monstruo Nube de Mamá
Monstruo Invisible de HtoR (5 años)
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