Todos escuchamos las historias que se nos ocurren de forma grupal mientras movemos los animales por la mesa de luz. Y resulta que nuestras historias están llenas de números, de sumas, de restas... y sin darnos cuenta el cuento se convierte en una sesión de lógico matemática. Y ahí está lo bueno... ji ji ji... no se han dado ni cuenta... ji ji ji
¡Qué divertido y apasionante resulta nuestro trabajo!
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